Los japoneses tienen cosas muy particulares, muy suyas, que en ocasiones los más otakus envidiamos. Una de ellas es que llevan su pasión por el manga (los que la tienen, claro, porque al contrario de lo que mucha gente piensa allí el hecho de ser otaku tampoco tiene una connotación positiva) al extremo y con todos los recursos de los que disponen. Por ejemplo, erigiendo estatuas de personajes de manga en el pueblo natal de sus autores, o bien levantando un gundam de tamaño “real” en la isla tokiota de Odaiba.
He puesto “real” entre comillas porque en realidad no existe tal personaje/mecha, pero se supone que si existiera tendría el tamaño con el que pudo apreciarse en la isla de Odaiba en julio de 2009 y que luego fue trasladada a Shizuoka, donde están las fábricas de Bandai, que es quien posee la licencia, entre otras, de Gundam y todo su merchandising. Allí estuvo entre julio de 2010 y marzo de este 2011, cuando fue desmontada para trasladarse de nuevo a Odaiba en agosto.
Lo hizo por piezas, de forma que los visitantes esta vez pudieran verlas de cerca y hasta sentarse en una de las manos del “bicho”, y la recaudación de la entrada a la zona donde se sitúa se dedicó parcialmente a la ayuda a las víctimas del gran terremoto de marzo, que nadie olvidará ya nunca. Ahora la estatua volverá a ser montada y continuará su propósito, que en su nacimiento en 2009 era conmemorar el 30 aniversario de la saga de mechas más popular del anime a la vez que promocionar los JJOO de Tokio de 2016 y que, como estos han ido a parar a Rio de Janeiro, se reduce ahora a la promoción de la marca, con una espectacular estatua que de momento ha asombrado a los varios millones de visitantes que ha recibido.
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